La recreación histórica “Encomienda Templaria de Monzón. Año 1175” ha sido un auténtico éxito. Más de 3.000 personas se acercaron hasta el castillo de Monzón para comprobar cómo vivían los 26 frares encerrados durante casi 3 días en la fortaleza.
Los 26 hermanos templarios han convivido durante 50 horas reconstruyendo con el máximo rigor histórico las condiciones de del año 1.175. Los mismos horarios, rutinas, rezos, las mismas comidas, vestimentas, costumbres y hábitos que compartían los frares del siglo XII.
Esta actividad se enmarca dentro del programa que hay organizado para este 2014 y 2015 con motivo del 800 aniversario de la llegada del niño-rey Jaime I a Monzón.
Jesús Guerrero, concejal de Turismo, quien fue uno de los frares, en concreto representó a un sargento templario, mostraba su gran satisfacción por la respuesta del público de Monzón, Aragón y turistas de otras comunidades que vinieron de propio y llenaron las calles, bares, restaurantes y alojamientos hoteleros.
La recreación consiguió hacer pasar por la fortaleza templaria a 3.049 personas, una cifra récord, y tras finalizar la misma seguían llegando nuevos turistas al Castillo Templario, los cuales aprovechaban el buen ambiente creado por Trotamundos, Héroes Legendarios y los frares venidos de Zaragoza y Barcelona.
Darío Español, director de la recreación aclaró que una recreación histórica no es una obra de teatro, sino una reconstrucción del pasado en la que el rigor y el procedimiento historiográfico (científico) posibilitan un espectáculo nunca antes visto. Constituye una serie de actos para ser vistos, comprendidos y disfrutados. Se trata, en definitiva, de reconstruir el pasado para democratizar el patrimonio, divulgarlo con calidad y rigor y crear, entre recreador y espectador, una relación cultural e intelectual que posibilite una sociedad más culta y avanzada.
Los visitantes disfrutaron especialmente de la ceremonia de entrada en la Orden de un novicio, los entrenamientos con armas y caballos, la reunión para tratar la gestión tributaria de la Encomienda y los rezos en la capilla de San Nicolás (los maitines de las dos de la madrugada fueron los más “duros”, según explicaron los protagonistas). La organización se mostró entusiasta y con ganas de repetir la experiencia con mayor número de recreacionistas, como villanos y comerciantes que tenían relación con los templarios.