Este pasado fin de semana un grupo de 24 senderistas del Club Montisonense de Montaña realizaron una salida por la comarca de la Ribagorza para hacer la ruta de los dólmenes y visitar la ermita escondida de Las Ventosas.
Esta es la crónica de la jornada:
Partimos de Benabarre bastante pronto, tomamos un café en el Hostal Delgado y enseguida bajamos al barranco donde se encuentran unos antiguos lavaderos y también un pozo que pudiera ser de origen árabe. Es un espacio recuperado hace pocos años y muy poco conocido, pese a encontrarse a pocos metros de las casas.
Continuamos nuestra caminata por pista hasta enlazar con una bonita senda temática jalonada con pies que nos explican detalles sobre flora y fauna. El cerro sobre el que se alzan los restos de la Ermita de San Salvador está poblado de bosque de encina, y sus muros de mampostería sobresalen del tupido bosque para dominar un amplísimo panorama de 360 grados. Hermosas vistas tanto hacia Benabarre como al Pirineo, que nos deja ver su manto nivoso entre la bruma mañanera.
Dejamos la Ermita y pronto hallaremos los dólmenes del Mas del Abad, el segundo en muy buen estado que invita a hacer fotos de recuerdo.
Desde este punto se continúa la senda hasta llegar al pequeño núcleo de Aler, donde tomamos un bocadillo ya que llevamos más de dos horas de caminata. Este conjunto urbano está situado sobre un promontorio rocoso, conserva restos de la muralla y de un palacio fortificado actualmente conocido como «Castillo». También se conserva el arco que hacía de puerta al recinto, llamando la atención la iglesia parroquial de Santa María sobre la que se alza una espléndida torre octogonal.
Una pista que cruza la N-123 dirigiéndose al Mas de Figuera nos hace entrar de nuevo en calor con sucesivos sube – baja, hasta enlazar con el sendero de la recóndita ermita de las Ventosas, situada en plena sierra bajo una imponente pared de conglomerados. Esta coqueta edificación barroca fue construida en 1618 y está bien restaurada ya que es muy cuidada desde siempre por la Casa Prior de Puybert.
Después de un tranquilo rato en este espacio tan agradable, regresamos a Benabarre sin dejar el PR-HU130 que en su mayor parte del trazado va por pista de tierra, alcanzando nuestro punto de destino a las cuatro de la tarde. Justo nos vino para ir a la fábrica de chocolate a deleitarnos con una sabrosa merienda que nos repuso las fuerzas y que algunos decidieron rematar comprando unos quesos en la cercana granja de cabras.
Dicho esto, toca volver a casa que el domingo esta vez ha sido principalmente, un rato de ejercicio y otro de gastronomía.
Club Montisonense de Montaña – Senderismo.